miércoles, 8 de abril de 2015

Génesis y evolución de la Madrugada, el «bendito punto negro» de la Semana Santa

Un repaso por los aciertos, y errores, de sus cuatro siglos de trayectoria

Era evidente. La Madrugada estaba destinada a ser el eje de la Semana Santa de 2015. Desde la propia Cuaresma y, si se permite, desde el final de la precedente. Con unos cortejos que no paran de crecer, retrasos crecientes y cruces entre las hermandades un cambio radical en la jornada se hacía necesario.
Si no se encuentra solución en el presente conviene buscarla en el pasado, o aprender de los errores corregidos a lo largo de los cuatro siglos de historia que tiene el día, piedra angular de los desfiles procesionales por rememorar, en las mismas horas en que ocurrieron, los momentos del proceso, tortura, crucifixión y muerte de Jesucristo.
Cuando en 1604 el Cardenal Niño de Guevara institucionaliza la Semana Santa como algo parecido a lo que entendemos hoy, con cofradías que hacen Estación de Penitencia de forma controlada a la Catedral, a excepción de las trianeras que llegaban a Santa Ana donde un revisor también las esperaba, sólo existían el Jueves Santo, La Madrugada y el Viernes Santo tarde.
Una silente calle Sierpes contempla el paso del Gran Poder en 1930
Una silente calle Sierpes contempla el paso del Gran Poder en 1930
Como curiosidad, el siguiente día en crearse fue el Miércoles Santo, pero hubo que esperar a 1850 para ver cofradías de manera continuada en esta jornada. El Domingo de Ramos, tan grande en nuestros tiempos, no llegó hasta 1880. En 1905 se crearía el Martes Santo, en 1923, el Lunes, y el Sábado llegó con la Reforma litúrgica de 1956.
Es decir, se fueron creando nuevos días en función de la necesidad. E inicialmente no había, ni de lejos, las 60 hermandades de 2015.
Sin embargo, y volviendo a la Madrugada, si hoy no se puede entender la noche del Viernes Santo sin la salida de la Macarena a las 0:00 horas o la entrada del Silencio en Campana a la 1:00, en sus orígenes todo se hacía en torno al alba, a las 6 de la mañana.
Así se dispuso en el Sínodo Diocesano celebrado el Sábado de Pasión de 1604, cuando el Cardenal gestó el primer Cabildo de Toma de Horas. La única salvedad vendría por un excesivo número de hermandades nuevas, que prolongarían el horario.

El público nocturno

Por otra parte, las hermandades de tarde, tanto del Jueves como Viernes, no podían estar en la calle más allá de las 21 horas.
Hoy nos lamentamos de ciertos comportamientos, de ciertos sectores del público que copa las calles de Sevilla en la Madrugada. Es curioso ver como, a comienzos del siglo XVII, los Jurados de la Ciudad solicitaron al «Cabildo de los Veinticuatro», autoridad de la época, que las procesiones de disciplinantes no se realizaran a horas tardías, «por la licencia y libertad que la noche trae consigo».
Una opinión que se seguía compartiendo a finales del siglo XVIII cuando se pedía, tajante, «que no se consientan las procesiones de noche».
El Cristo de la Sentencia se presentaba al barrio a la inversa en el año 1900
El Cristo de la Sentencia se presentaba al barrio a la inversa en el año 1900
Con las normas claras, en la Madrugada de 1621, de cuando data la primera nómina, en la Madrugá salían «la Cofradía de los Nazarenos y la Santa Cruz en Jerusalén (Silencio), la Hermandad del Traspaso del Valle, la Exaltación de Santa Catalina, Regla de San Pedro y lasTres Necesidades de San Francisco de Paula», es decir, la Carretería, como recoge Juan Carrero en sus «Anales de las Cofradías sevillanas». Todas, reiteramos, salían a las 6 de la mañana.
La Macarena, que se incorpora detrás del Silencio en 1629, mantiene dicho horario. Y aún en 1779 el Gran Poder salía «media hora después del alba», lo cuál no quiere decir que la Hermandad llegase a la Madrugá en el siglo XVIII. Sólo que un siglo y medio después, no se quería salir de noche.

La autoridad

Había un control férreo de los horarios, que se comprobaba en un «Tribunal» situado en el cruce de Cerrajería con Sierpes. Donde estaba la Cruz de forja que hoy da nombre a la remozada judería.
Para cumplir, las hermandades adelantaban su cruz de manguilla, las cruces de guía de entonces, y que hoy abren los tramos de virgen. Las andas llegaban a un ritmo más natural.
Había bastante temor en no superar este punto, pues el Tribunal tenía la potestad de multar, yhasta de prohibir la continuación de la Estación de Penitencia.
Incluso, y esto es más reciente, se puso el foco en las saetas. No sólo por frenar el auge deflamencos que buscaban fama y lucimiento más que ofrecer una plegaria espontánea, sino por los minutos que perdía el paso cuando las saetas se dilataban en exceso. Esto fue el contenido de una carta enviada, una a una, a todas las hermandades por parte del Cardenal Ilundáin en 1929.
La Esperanza de Triana, a punto de entrar en su entonces iglesia de San Jacinto
La Esperanza de Triana, a punto de entrar en su entonces iglesia de San Jacinto
Entre las directrices, y volviendo a las horas de vuelta, el Cardenal ordenaba al Vicario General que fijase la entrada de las cofradías de Madrugada, como muy tarde a las nueve de la mañana, a excepción de las Tres Caídas que «por salir de la Catedral a las seis y haber de regresar a San Jacinto, necesitando más de tres horas para ello, deberá estar recogida antes de las diez», recuerda Carrero.
Entendemos que fue en el arranque del siglo XX cuando la Madrugada se fue acercando a los horarios que hoy se manejan, puesto que en 1950 el Silencio y el Gran Poder salían a las 2 y entraban, respectivamente, a las 6 y 6:30.
Lo curioso viene con las Esperanzas, que salían a la 1:15 en La Macarena y a las 2:15 en Triana, datos no muy distintos de los de la actualidad, pero que se recogían, al menos sobre el papel, a las 10 y a las 8:30. Mínimo la Cruz de Guía.

Permutas

Hoy puede parecer un disparate, pero los indicios de mover a las cofradías, tanto de orden como de jornada, cobran cada vez más fuerza tras las palabras del presidente del Consejo Carlos Bourrelier. Pero es que en la historia de la Madrugada ya ha sucedido.
El Señor de la Salud de Los Gitanos en 1959
El Señor de la Salud de Los Gitanos en 1959
El ejemplo más claro lo ofrece La Carretería, que ocupó su lugar en la noche mucho antes de la llegada de Los Gitanos (1881), la Esperanza de Triana (1889) o El Calvario, (desde 1899 de manera ininterrumpida).
De hecho, se mantuvo en dicha jornada más tiempo del que llevan estas tres hermandades que, dicho sea de paso, no es que se propongan como candidatas a la «mudanza».
Es decir, la Carretería salió en la Madrugada entre 1621 y 1861. Incluso fue la única cofradía que salió, por circunstancias propias del convulso siglo XIX, en 1839. Dos siglos y medio.
Y, para cerrar los paralelismos, si este año se hablaba de tensiones a la hora de cuadrar horarios entre las Juntas de Gobierno, a lo largo de estos cuatro siglos se han llegado a vivir auténticas disputas. Entre Gran Poder y Macarena. Entre Esperanza de Triana y Calvario. Entre Carretería y Gran Poder. Intensos episodios entre históricas concordias.
En resumen, frente a la Madrugada siempre ha existido un constante interés por evitar la noche, ya fuera saliendo al alba o recogiendo los cortejos a una hora prudencial, hoy impensable. Con sanciones firmes para mantener un orden y control de horarios. Y con flexibilidad, tanto para salir en una jornada diferente si la mala fortuna traía lluvia, o si visitaba la ciudad un monarca, como para cambiar definitivamente de día para una mejor configuración. Autoridad en mayúsculas.

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